Nuestros pies son el primer contacto con nuestro entorno. Un día corriente, una persona da una media de 4.000 pasos; sin embargo, los pies son los grandes olvidados de nuestro cuerpo, hasta que nos duelen o nos molestan.

El pie es propenso a sufrir alteraciones a lo largo de la vida, por ello, se recomienda visitar a especialistas en podología de forma periódica para poder valorar el estado de nuestros pies.

​

El tratamiento básico del pie se llama quiropodia. Este proceso únicamente puede ser realizado por podólogos cualificados para ello y se trata del conjunto de intervenciones enfocados al tratamiento de las afecciones de la piel y uñas de los pies.

​

¿Cuáles son los problemas más frecuentes?

 

Hiperqueratosis (durezas de la planta del pie): esta patología es la más frecuente en la población. Se caracteriza por el engrosamiento de la capa córnea de la piel (última capa más superficial de la piel) debido al aumento de presión o roce mantenido en la zona. Suele producir molestias y puede derivar en problemas de mayor complejidad.

Dentro de esta patología se encuentran los helomas, comúnmente conocidos como “callos”, que consisten en un acúmulo de hiperqueratosis en un punto concreto de la piel generalmente como consecuencia de una hiperpresión sobre la zona de aparición.

​

Onicocriptosis (Uña encarnada): esta patología es consecuencia de diversas causas como pueden ser traumatismos, uso de calzado estrecho, predisposición de la uña a deformarse, presencia de helomas periungueales, etc.

Se caracteriza por la aparición de dolor en los laterales de la uña, pudiendo incluso a aparecer infección en la zona.

 

Onicolisis (uñas despegadas): este problema se produce por traumatismos agudos, microtraumatismos de repetición u hongos entre otros factores. Esta patología suele requerir tratamientos de larga duración y constancia por parte del paciente.

​

Onicomicosis (Hongos en las uñas): se trata de una patología muy frecuente en personas de mayor edad. Suele ser debido a una invasión fúngica por zonas distales u debilitadas de las uñas, y puede producir, en algunos casos, inflamación de la zona.

​

Onicogrifosis (uñas engrosadas): esta patología se caracteriza por el engrosamiento de la lámina ungueal. Con el tiempo, puede desarrollar una forma de cuerno en la uña con surcos transversales. Afecta principalmente a personas de mayor edad y está íntimamente relacionado con deficiencias circulatorias.

​

Papilomas (verrugas plantares): esta patología se trata de pequeñas tumoraciones benignas en la piel causadas por el virus del papiloma humano. Afecta al 7-10% de la población y el contagio se produce de manera directa entre personas. Este virus penetra en la piel a través de pequeñas lesiones de la piel y tiene un periodo de incubación estimado entre 4 semanas y 8 meses. Su manifestación puede ser de forma focalizada en un único punto o de forma múltiple por el pie y por su apariencia en ocasiones puede confundirse con lesiones de tipo hiperqueratósico.

 

Micosis (hongos en el pie): Se tratan de infecciones fúngicas superficiales que cursan generalmente con picor, enrojecimiento, descamación de la piel, aparición de vesículas, etc. La micosis más frecuente es el llamado pie de atleta (Tinea Pedis). Su contagio es directo entre personas infectados en un ambiente contaminado como pueden ser piscinas, vestuarios, saunas, etc. También puede contagiarse a través de animales.

​